Desde hace años que la palabra “femicidio” o “feminicidio” ya es común en la región de América Latina. Sabemos que no son crímenes pasionales ni casos aislados. Pero, ¿sabemos realmente cuántos femicidios hay en Latinoamérica?
La situación en la región es muy diversa. Algunos países no tienen datos oficiales y hay otros que tienen más de un dato oficial y difieren entre sí. Además, que existen países de la región donde es el Poder Ejecutivo el que se encarga de la medición, mientras que en otros se encarga el Poder Judicial. A veces sólo se incluyen las causas judiciales caratuladas como “femicidio”, mientras que algunos países también incluyen denuncias policiales o hacen también un monitoreo digital de lo que publican los medios para incluir otros casos.
Además, cada país define de manera distinta qué es un femicidio, las cifras oficiales de cada país miden cosas distintas. Esto impacta en la calidad de cada dato y dificulta las comparaciones entre naciones o con otras regiones del mundo, donde existe este mismo problema. En resumen: aunque hay una aproximación, no sabemos a ciencia cierta cuántos femicidios hay cada año.
Fumega, que trabaja junto a otras organizaciones en el proyecto “Datos contra el Femicidio”, que busca mejorar la producción y estandarización de la información sobre femicidios en la región, identifica que, si bien se mejoró en los últimos años, todavía faltan muchas cosas para perfeccionar.
Algunos de los problemas que identifican en la región son: la poca interoperabilidad de datos dentro del sector público, que a veces genera que haya más de un dato oficial; falta de infraestructura y tecnología; algunas leyes que acotan la definición de femicidio (por ejemplo, en algunos casos sólo se incluyen los asesinatos de parejas o exparejas); o que no siempre hay actualizaciones periódicas establecidas ni se trabaja en la comunicación del dato, más allá de publicar informes.
La CEPAL destaca la importancia que tienen estas estadísticas para poder producir mejores políticas públicas. Por ejemplo, marca que las publicaciones no deberían ser anuales por la “necesidad de evaluar y diseñar políticas públicas basadas en esos datos” de forma más rápida, así como agrega que “conocer el perfil sociodemográfico de las mujeres muertas por feminicidio es un requisito para la elaboración de políticas públicas de prevención focalizadas y pertinentes”.
“Que estemos midiendo mal el problema genera que tengamos estrategias incorrectas para detenerlo”, explicó Georgina Jimenez, coordinadora de contenido de la ONG mexicana Data Cívica. En este sentido, Jimenez remarcó la importancia de saber en qué situaciones son asesinadas las mujeres y aseguró que “tener el correcto diagnóstico es fundamental para pensar las soluciones correctas”.