Pedro González vale 1150 millones de dólares. Así lo cree Barcelona. Esa es la cláusula de rescisión que debería pagar un equipo que tenga intenciones de contratarlo. Un claro intento de evitar que cualquier magnate desista de la sola idea de pensar en él.
El conjunto catalán espera que el muchacho al que apodan Pedri, alcance la popularidad y le devuelva la gloria perdida. Que ese chico de 18 años rescate a un equipo que, por el momento, no hace más que despertar desconfianza. Desde el plantel desmantelado hasta su realista entrenador, Ronald Koeman, que no duda en exponer las flaquezas de jerarquía cada vez que tiene que evaluar el rendimiento del equipo públicamente. Desde los resultados desalentadores, hasta un presidente, Joan Laporta, que amenaza con despedir al DT y no duda en interponerse en el fuego cruzado con el holandés, en una relación que se sostiene con los indicadores de presión en rojo.
Podría sospecharse que el comunicado grandilocuente tiene por fin impulsar noticias positivas, esperanzadoras, en un momento delicado. “Barcelona y el jugador Pedro González ‘Pedri’ han llegado a un acuerdo para renovar su contrato hasta el 30 de junio de 2026. La cláusula de rescisión queda fijada en 1.000 millones de euros”, se informó.
Talento precoz, diestro, de 1,74 y 60 kilos, se dio el gusto de compartir cancha con Lionel Messi en la última temporada del argentino en Catalunya. Y de ganar la Copa del Rey. Un premio consuelo para un club tan grande, pero al fin de cuentas, la única alegría del año. Los primeros vistazos sobre su forma de moverse en la cancha y administrar el juego apuraron las comparaciones con Andrés Iniesta.